Las semillas de diente de león, recurrentemente presentes en su obra, simbolizan la fragilidad de los recuerdos y sueños, flotando en el aire como instantes que pueden desaparecer o perdurar en la memoria. El paisaje, más que un simple espacio geográfico, se convierte en el escenario donde estas semillas y memorias encuentran su lugar. El horizonte, como concepto central de la exposición, sugiere la apertura de nuevas posibilidades y el descubrimiento de lo desconocido.
Galardonado en numerosas ocasiones y con una trayectoria internacional que abarca exposiciones en países como Estados Unidos, Alemania, México, Brasil, Chile, Perú y España, David Catá articuló en esta exposición una fusión perfecta entre lo visual y lo sonoro. Cada obra no era solo una exploración de lo tangible, sino también de lo inmaterial: el dolor emocional, el amor perdido, la esperanza flotante y el tiempo que, inevitablemente, se nos escapa.
Como clausura de la exposición, el pasadojueves 31 de octubre David Catá ofreció un concierto autobiográfico. El artista narró la historia de una pérdida familiar y exploró los estados emocionales asociados con el duelo a través de composiciones instrumentales propias.





